En su última actividad pública antes del debate presidencial final, Ricardo Lombana agradeció a sus activistas y simpatizantes el respaldo, confianza y cariño que le han brindado desde que inició el periodo de campaña electoral hace ya dos meses y medio.
Durante un volanteo realizado en la Vía Brasil, el candidato mencionó que los ataques que recibe son producto de la desesperación de los partidos políticos tradicionales, a quienes se les acabará la fiesta con los recursos del pueblo.
“Soy el único candidato que está dispuesto a limpiar este país y devolverle la dignidad y los millones que le pertenecen”, indicó.
Con megáfono en mano, el líder de Otro Camino reiteró su compromiso para cambiar la constitución a través de una constituyente, eliminar los fueros y privilegios y recortar los gastos públicos, porque está convencido de que este país «no está quebrado, sino saqueado».
A su juicio, los dineros del Estado se despilfarran en auxilios económicos amañados, consulados, notarías, “botellas”, partidas discrecionales o triples salarios que fomentan el saqueo de las arcas del Estado y la corrupción.
Por ello -dijo- los dineros que se obtengan de la corrupción serán destinados a proporcionar jubilaciones dignas, construir el hospital Oncológico, crear un fondo de ayuda no reembolsable para los microempresarios y emprendedores, reactivar la economía a través del empleo y pagar cuentas pendientes a distintos proveedores, entre otros, y así poner a volar al sector de turismo, agropecuario, logístico y marítimo.
Lombana puntualizó que existen más de 35 obras de infraestructura abandonadas desde hace 20 años por los gobiernos anteriores, pero en su gobierno se compromete a terminarlas para reactivar la economía, generar empleo y ponerlas al servicio del pueblo panameño, ya que han sido pagadas con el dinero de los ciudadanos.
“Hemos hecho un recorrido de siete años para estar hoy aquí parados, algo que pocos creían posible. Los invito a que nos acompañen a cambiar juntos la historia política del país y a cuidar el voto”, finalizó Lombana, entre aplausos y rostros de alegría.
